domingo, junio 28, 2009

Madrugada


Despertó. Aquella noche, por fin, de repente, detrás de un sueño, despertó...

Abrió los ojos y se puso frente a frente contra el espejo de su realidad...

Ella no tenía la culpa. Sólo él era el responsable de los años que llevaba sumergido en su propia mediocridad... Quizás era la comodidad, quizás el peso de la rutina y el hábito... Sólo había aire donde una vez hubo uvas... Y el vino del amor se había agotado, consumido gota a gota por la lluvia de los días teñidos de costumbre...

La absenta había abierto las puertas firmemente clausuradas de su alma, y por fin su verdadero yo se había manifestado... Frente al espejo de su tristeza, se vio desnudo, vacío, sin esperanzas...

El Duque de Hacksaw se observó largo rato, estudiando con detenimiento el rostro que lo observaba desde el reflejo de la noche... Era un rostro familiar, pero desconocido, ignorado... Era el rostro que lo visitaba en sus sueños, y que él olvidaba cada mañana, cuando el día le decía que era hora de seguir fingiendo...

Hablaron. Se dijeron lo que ambos sabían desde hacía mucho tiempo, pero no querían reconocer. Se dieron argumentos y discutieron. Él sabía que en realidad el reflejo era él, y que el tipo que lo miraba desde el espejo era más real que la pobre copia deslucida en que se había convertido. Pero era él quien tenía el poder de cerrar con siete llaves las mazmorras de su interior...

Pensó. Decidió. Lo hizo. Retornó al prisionero a su calabozo de cristal y cerró el candado de carne de su corazón. Quizás algún día llegaría el amanecer, pero esta noche no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensé que el hada verde nos pondría más en un estado de sátiro desnudo y gritón en la madrugada...

La abuelita decimonónica

Rosa (Pizarra) dijo...

Pero bueno...si te dije que me iba a dedicar al friqueo ganchillil jjjj. Ven cuando quieras, siempre eres bienvenido. Bizzz

La abuelita decimonócica fui yo, daríaste cuenta, ¿no?